“La música repercute de tal manera que supera todos los lenguajes.”
Schopenhauer
La audición es uno de los 5 sentidos básicos fisiológicos naturales en el hombre (el sexto sentido es extrasensorial-intuitivo y lo dejaremos para otro tipo de nota más esotérica). A esto hay que sumarle que es el actor principal en el sentido del equilibrio, conocido como “equilibriocepción”, del cual hablaremos más adelante. Y que desde mi punto de VISTA, es el sentido más importante, ya que gracias a nuestro sentido auditivo, el ser humano sobrevive desde sus orígenes a los grandes peligros a los que tuvo que enfrentarse (ahora también estamos en peligro, pero de otro tipo).
El posicionamiento espaciado de nuestros oídos en los lados opuestos de nuestra cabeza proporciona un sensor espacial automático. El ser humano posee un sonar personal biológico que le indica la posición exacta de donde proviene el sonido que ha recibido. Esto es gracias a las diferencias interaurales específicas entre los parámetros Intensidad (ILD) y Tiempo (ITD), que es lo que utiliza el cerebro para localizar la posición exacta de dicho estímulo.
En definitiva, los homínidos sobrevivimos gracias a nuestro sistema auditivo, la audición, que tiene 3 virtudes.
La primera, que nunca deja de funcionar. Puede estar más relajado mientras dormimos, pero nunca se desconecta. En cambio, por ejemplo, el sentido visual cerrando los ojos se puede desactivar fácilmente. Pero si intentamos cerrar los oídos ya es más marciana la cosa. Cuando no hay luz, no hay visión posible. Pero sin luz escuchamos aún mejor. O que tiene un campo de acción mucho más estrecho que el sentido auditivo, ya que escuchamos en los 360 grados.
En otro orden de cosas, debemos reconocer que el sistema visual, aun no siendo el sentido más sensible, actualmente domina todos nuestros sentidos. De hecho, “la música actualmente se ve más de lo que se escucha”. Y es muy raro que alguien diga “voy a escuchar una película”, lo que dice es “voy a ver una película”. Y esto también condiciona a la música per se. (fuck you, MTV!).
La segunda virtud es que puede localizar la procedencia de los sonidos. Como puede ser el caso para detectar un peligro. O sea, que si un tigre hambriento viene a desayunarnos escaparemos, o por lo menos lo intentaremos, hacia el lado opuesto.
Y la tercera virtud, que ya hemos mencionado, es que juega un papel determinante en nuestro equilibrio físico. La “equilibriocepción” consiste en que el cuerpo encuentra su equilibrio con respecto a la gravitación, la aceleración y otras fuerzas que afectan a su posición y movimiento.
Esto es gracias al sistema vestibular (oído interno) en donde se encuentran los órganos utrículo y sáculo, en forma de cámara llena de endolinfa.
“Los sentidos son el mecanismo fisiológico de las sensaciones, mientras que la percepción es la parte psicológica de dichas sensaciones”.
Escuchar no es meramente un fenómeno mecánico de la propagación de onda, sino también un acontecimiento sensorial y perceptivo… Es decir, cuando una persona escucha algún sonido, este llega al oído como una onda acústica mecánica, pero dentro del oído humano se transforma en impulsos eléctricos neurológicos. El resultado de la percepción de dicho estímulo estará de acuerdo a la experiencia personal vivida por el oyente.
Con esto decimos que nuestro “gran” sistema auditivo está dividido en dos partes:
- El sistema periférico y el sistema central.
- El sistema auditivo periférico es el responsable de los procesos fisiológicos de la audición. La sensación propiamente dicha. Es la parte física del oído, estudiado a través de la psicofísica. Digamos la parte hardware.
Mientras que el sistema auditivo central es el responsable de los procesos psicológicos de la audición. La percepción. Es la parte psicológica, estudiada por la psicoacústica. Digamos la parte software.
La psicoacústica es la rama de la psicofísica que estudia el comportamiento del cerebro a los estímulos auditivos, en relación a la experiencia y la información innata del sujeto.
Gracias al avance de estudios en las ramas de la psicología y la acústica (por ende, el control físico del sonido) se han obtenido mejoras increíbles en la calidad del sonido. Un ejemplo de ello es el resultado obtenido, gracias a la “fundamental restante”, en dispositivos que realmente no reproducen determinadas frecuencias, sino que son reproducidas por la percepción psicológica del cerebro.
La percepción es un conjunto de procesos mentales mediante el cual una persona selecciona, organiza e interpreta la información proveniente de estímulos, pensamientos y/o sentimientos, a partir de su experiencia previa, de manera lógica y/o significativa.
Los procesos de un pensamiento que operan en la mente no se efectúan sobre los eventos en sí mismos, sino sobre la representación que el oyente puede construir a partir de dicho estímulo.
“La aprehensión psíquica de una realidad objetiva puede ser distinta de la sensación y de la idea original del estímulo”.
La percepción de los sentidos a los estímulos recibidos ha ido evolucionando lógicamente a medida que la humanidad ha evolucionado. Con lo cual decimos que la percepción actual es muy diferente a la de nuestros antecesores.
Pero cuidado, nuestro sonar biológico (oído) aun siendo una exquisita máquina mecánica en su fisiología, nos miente mucho más de lo que creemos y muchas veces el cerebro tiene que ayudarnos para completar el mapa auditivo. Esto se denomina “percepción multimodal” (transversalidad sensorial).
“Emitir no es transmitir. Oír no es escuchar”.
En el campo del mundo musical, tanto músicos como técnicos trabajan con la misma materia prima: el sonido. Aunque en el concepto fisiológico del sonido, los caminos entre ambos son diferentes. Por ejemplo, cuando los músicos hablan de altura de las notas musicales (do, re, etc.) los técnicos hablan de frecuencia (el archiconocido La 440). Cuando los músicos hablan de dinámica Piano o Forte, los técnicos hablan de dB (volumen). Cuando los músicos hablan de tiempo hablan de figuras redondas/negras, y los técnicos hablan de segundos/milisegundos.
Pero sí o sí deben encontrarse en el concepto perceptual o perceptivo (?) del sonido, ya que la idea artística se debe ver reflejada en el producto final. Es decir, músicos y técnicos viajan por diferentes senderos pero convergen en un mismo punto final.
Por lo tanto, ambos deben lograr el mayor desarrollo posible del sistema auditivo. No pueden escuchar la música como cualquier otra persona. Tienen que sentarse a escuchar música y lograr “afinar” la audición, que es la herramienta más poderosa que poseen. Es necesaria una educación y un entrenamiento para ello. Y eso se logra con horas de escuchar música. Y aún más para los técnicos, porque ellos necesitan escuchar muchísimos estilos y géneros diferentes, ya que hoy les tocará trabajar con un estilo musical y mañana con otro totalmente diferente.
Mantener el oído bien entrenado es para ellos como para un carnicero tener bien afilados sus cuchillos para cortar.
Igualmente, hay que dedicarle tiempo para su cuidado, limpieza y mantenimiento. Mantener limpia tanto la pinna como el conducto auditivo, en donde el cerumen producido, que protege de suciedades o elementos extraños, controla la presión y la temperatura timpánica, debe ser renovado en el canal. Esto es muy importante para evitar enfermedades, tales como síndrome de Ménière, hipoacúsica o bien la presbiacusia.
Hacer audiometrías periódicamente es otra forma que nos ayuda a controlar y mantener nuestro sistema auditivo. Incluso hay empresas que hacen este estudio de forma gratuita (recomiendo llevar auriculares personales). Con la audiometría se puede saber más sobre nuestra escucha diótica y dicótica, o qué tipo de curva tenemos en nuestros oídos, o si tenemos algún daño en el sistema auditivo, etc. Y lo mejor de todo es que no duele.
En definitiva, tenemos naturalmente la herramienta más poderosa de los sentidos: la audición.
Desarrollarla y entrenarla es nuestra obligación.
Y recuerden: “Emitir no es transmitir. Oír no es escuchar”.
Gracias, saludos y hasta la próxima.
Sergio Cocirio, Jefe de Estudios
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