Hoy en día, parece que hay cruceros especializados para todo el mundo, incluso para aquellos que adoran el piercing y sólo se quitan el perno que atraviesa su cuello para irse a dormir. Holger Hübner y Thomas Jensen, fundadores del festival Wacken, el apogeo del heavy metal para las masas, son también los creadores del Mein Schiff 1 el crucero del "heavy metal en alta mar".
Partiendo del puerto de Hamburgo en un buque de lujo de treinta mil toneladas alquilado a Tui Cruises, este festival flotante que duró una semana hizo paradas en Francia, Inglaterra y los Países Bajos para ir recogiendo a unos dos mil fans más. Tres escenarios a bordo de todos los tamaños, el teatro, el casino y la cubierta de la piscina, atendían a públicos diversos equipados con cien toneladas de sistemas de iluminación y sonido suministrados y montados por la empresa Crystal Sound, con sede en Karlsruhe. “Hay quien piensa que el heavy metal es una música sin matices y que cualquier sistema PA vale”, explica André Ballweg, el director de proyectos de Crystal Sound para el evento Mein Schiff. “Pero es interesante saber que los heavies, más que muchos otros fans de la música, han aprendido que un sonido de buena calidad, sin deformaciones a volúmenes altos, les permite escuchar música más ruidosa durante más tiempo. Por ese motivo es que sólo instalamos sistemas de d&b audiotechnik a bordo, concretamente la Serie V y la Serie J”.
Más de veinte bandas proporcionaron una amplia muestra representativa de todo lo que el heavy metal puede ofrecer, incluso una versión oxidada por el salitre del mar del clásico "Death spunk explosion" de la divertida banda de Frankfurt Infested Intestines. “Naturalmente, la gente se preguntará si no desembarcamos todos con hemorragias en nuestros oídos”, comenta irónico Tungsten Torstein (no es su nombre de verdad) un fan de Tanhaus. “Pero, si piensan eso, es que no saben el secreto de un buen sonido, porque d&b no es la sigla de decibelios, ¿vale? Como se dice en el mundillo, "eso es caña". Pero sí que me preocupaba una cosa: cuando los J-INFRA empezaron a sonar a unos 29 Hz y a 105 dB, que tampoco es mucho ruido, me di cuenta de que los remaches del casco empezaron a botar.
Tremendo, pero es lo que esperábamos. De hecho, estoy escribiendo una canción para celebrar el viaje, que se llamará "Bolts at resonant frequency" (Pernos a frecuencia resonante). Creo que tiene potencial”.
http://www.dbaudio.com/es/sistemas/category/series/gama-negra/serie-j.html