“Como mejor puedo describir la acústica de la capilla es con el término "hostil": basta un poco de energía de bajas frecuencias para que el discurso sea ininteligible. Aunque cuando empezamos a explorar las opciones de instalación de audio me planteé una solución de una única fuente puntual, pero las consideraciones estéticas determinaron que era esencial una disposición distribuida. De hecho, cuanto más lo examinaba más me daba cuenta de que una única fuente puntual no sería una solución más fácil y además desentonaría con la belleza del espacio".
Markiewicz decidió eligir los Ti10P y se basó en sus exclusivas prestaciones, su tamaño y su control del patrón. “Me ofrecen el control del patrón que necesito, concretamente los 35 grados en la vertical hacia abajo a una frecuencia tan baja como 800 Hz que necesitamos para conseguir la cobertura deseada sin la excitación causada por las paredes. Con la colocación de los altavoces por el pasillo en las columnas disponibles pude lograr una cobertura cercana, directa e inteligible".
Los altavoces llegaron de la fábrica con un color beis/gris poco usual, que es el color base de la capilla interior y, a continuación, los dejamos en las creativas manos de Tamatha Miller. “Tamatha es a la creación artística lo que d&b es al sonido”, explica Markiewicz. “La empresa ALS ya había contado con su talento artístico en muchas ocasiones, por tanto, sabíamos que Tamatha entendería lo que necesitábamos. Tamatha colocó los altavoces uno a uno, pintándolos y coordinándolos con cada posición específica. Una vez que los altavoces estuvieron instalados, Tamatha se subió al andamio y dio los toques finales. El trabajo de Tamatha ha sido impecable, su atención al detalle es tan minuciosa que incluso se ha ocupado de la antena del sistema inalámbrico, las canaletas del cableado y el sistema de control del panel táctil”.
Durante instalaciones de este tipo y con este grado de sensibilidad arquitectónica, suele tenerse la concepción de que la calidad del sonido quedará comprometida por la necesidad de mantener el impacto visual de la sala. Está claro que no ha sido así en este caso, concluye Markiewicz: “Nos preguntaron: ¿podremos conseguir que la voz de un sacerdote se oiga y se entienda? Sabía que eso podíamos lograrlo, pero el auténtico desafío era hacerlo sin que la solución desentonara en la experiencia visual que ofrece la capilla. Con un poco de trabajo artístico e imaginativo, una planificación cuidadosa y la asistencia de d&b, se ha conseguido plenamente”.
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