Un evento anual con más de 6.000 visitantes de audio profesional que tuvo lugar del 17 al 19 de mayo de 2011 en Anhembi, en Sao Paulo.
Gobos de Brasil, distribuidores de K-array en esta ciudad, decidieron colocar un sistema de demostración al aire libre compuesto por un sistema de volado, formado por 2KH4, 2KS4 y 2KO70 como subwoofer. En la plataforma al aire libre, hubo 8 demostraciones de la empresa, con una duración de 10 minutos cada una y realizada 5 veces al día.
Todos los días, a las ocho de la tarde, al final de la Expo, los ingenieros de sonido AES realizaban una prueba profesional con cada uno de los sistemas. Todos los equipos tienen 100dB SPL en 35 metros y el equipo de AES probaba la misma canción en cada equipo.
Esteban Risso, de Gobos de Brasil, declaraba:“la diferencia entre cada fabricante era increíble, y el único sistema perfectamente afinado fue K-array”
La mayoría de los fabricantes instalados utilizaron grandes bloques de 10 a 20 subwoofer, además de alrededor de 10-15 line array de satélites. Gobos do Brasil sólo instalaron dos KO70 sub-woofers, 2 subwoofer KS4, y dos KH4s como medio –agudo de line-array, para lograr el mismo SPL a 35 metros.
“Fue fantástico escuchar el mismo sonido y la presión, con mayor claridad a partir de un sistema compacto, en comparación con los otros dos sistemas de demostración”, afirmaba Esteban Risso que ve esta Expo como un hito en la historia de Brasil de audio profesional.
“Vi la cara de asombro de muchos durante la demostración” dijo Risso, refiriéndose a las personas que disfrutaron la demostración K-array, que él ve con frecuencia en todos los eventos de este tipo. “La historia de audio profesional brasileña está dividida en dos períodos: antes y después de K-array”.
Dentro de la exposición, en el stand, los visitantes pudieron ver y escuchar los altavoces en miniatura Lyzard K-array, las unidades de instalación Tornado y los altavoces ultradelgados Redline. En los tres días, mucha sorpresa fue generada por los diferentes sistemas de sonido, que aparecían en el AES por primera vez. La incredulidad era más palpable entre los que oían los Lyzards; muchos visitantes los fotografiaban y examinaban la unidad de 10 cm para averiguar si había otra fuente de altavoces detrás que proporcionaba el poder del impresionante sonido que emitía el Lyzard.
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